Cuando los dioses decidieron en secreto destruir a la humanidad con una gran inundación, el dios Enki, en desacuerdo con tal acuerdo, reveló tales planes a Ziusudra, un hombre bien conocido por su humildad y obediencia. Ziusudra, tal y como le fue encomendado por Enki, construyó un enorme bote abordo del cual pudo salvarse de la catástrofe. Tras el naufragio, perdido en una tierra desconocida, Enki intercedió por él ante los dioses Anu y Enlil quienes accedieron a otorgarle vida eterna como recompensa a su voluntad y buenas acciones pasadas. Postrado ante ellos, Ziusudra es entonces transportado hacia la tierra divina a través de un vórtice en el espacio-tiempo.
