La pieza sonora es una mezcla de sonidos encontrados durante distintos viajes. En ella se encuentra el registro de la lluvia de tres años que se llevó a cabo en una serie de recipientes de cristal, metal y madera y los cuales fueron grabados desde tres ventanas diferentes en las casas en donde vivió la artista. Es el sonido al interior de la tierra, con un par de percusiones de pies y manos en un Cenote, con La Bestia que recorre las vías al pie de una montaña en el Desierto. Es también un instrumento, transporte, recurso, piezas de agua, retratos de jardín y cacería de truenos.
Esta pieza forma parte del tríptico “Las oblicuidades transparentes”, ejercicio de (re)imaginación basado en la conmemoración de 100 años del dadaísmo.